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En la quietud de la madrugada...una pena me vuelve a envolver
La pena que dejaron tus ojos verdes reposando en mi alma,
la brisa de tu pelo en el frío que se mete en mi cama,
el gusto de tu boca, todo miel y malbec.
En mi ventana los gorriones preguntaron tu ausencia,
y los árboles perdieron las últimas hojas,
solitario el grillo cantó su zamba estrellada,
callado el aire azul que me trae tu esencia.
Y tu pañuelo colgado de perfume a madera,
tus huellas en mi guitarra,
un rastro de flores en la mesa,
te siento en todo y en la nada entera
Pero mi pena y yo cantamos ahora
este canto a tu recuerdo,
a tu tímida caricia, a tu consuelo
al olvido que siempre supe de mi anhelo.