el vino corre por la sangre y por tus ojos corre la belleza,
te amo en la debilidad de despojarte, en la penumbra del deseo
(cuando
tus labios dibujan un gemido de alegría, tu piel se eriza y tus piernas
se entrelazan con las mías, cuando dejo de temblar para sentir tu
abrazo cálido, cuando los besos se difuminan, cuando la lluvia deja de
tocar su melodía, ahí y sólo ahí escondí un susurro pálido)
ahí y sólo ahí, en la veta de tu iris,
tus lunares y tu pecho.