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Bailo.
El suelo bajo mis pies desaparece y mi cuerpo se transforma, la música me posee y los movimientos salen solos, la alegría me hace transpirar y la vergüenza se va. Bailo y la sonrisa me hace doler las mejillas, un dolor agradable. El ritmo y la melodía se combinan perfectamente con mi cintura, y mi pelo suelto gira en el aire describiendo un remolino feliz y caliente. Bailo y soy carnaval, soy ballet, soy zamba, soy didgeridoo en danza tribal, soy flamenco, soy una odalisca, soy lambada, soy tango, soy un enérgico twist.
Bailo y me reencuentro con mi sangre fluyendo con pasión por mis venas, bailo y me reencuentro con mi figura y mi equilibrio.
Bailar, la terapia del alma. Bailar, ese momento donde música y cuerpo se hacen uno solo y la vida es toda colores.